Labor de los gerentes
La labor de los gerentes constituye el núcleo operativo de cualquier organización, ya que su función principal es la administración, entendida como el proceso mediante el cual se planifican, coordinan y supervisan las actividades laborales de otros individuos para garantizar que se realicen de manera óptima. Esta tarea no se limita a la asignación de responsabilidades, sino que abarca la armonización de esfuerzos, recursos y tiempos, de manera que las metas organizacionales se alcancen con precisión y sin desperdicio de recursos. La administración, por tanto, es el mecanismo que convierte planes y objetivos abstractos en resultados concretos y medibles.
Dentro de esta labor, dos conceptos son fundamentales: eficiencia y eficacia. La eficiencia se relaciona con el uso racional de los recursos disponibles. Los gerentes deben gestionar presupuestos limitados, equipos de trabajo y materiales, procurando obtener el máximo rendimiento con la mínima inversión de tiempo, esfuerzo y dinero. En otras palabras, eficiencia implica “hacer bien las cosas”, evitando desperdicios y optimizando procesos para que los recursos de la organización se utilicen de manera prudente y productiva.
Por su parte, la eficacia se refiere a “hacer lo correcto”, es decir, a que las actividades realizadas conduzcan directamente al cumplimiento de los objetivos estratégicos de la organización. Mientras que la eficiencia se centra en los medios —cómo se hacen las cosas—, la eficacia se enfoca en los fines —si se logran los resultados deseados—. Un gerente eficaz garantiza que las acciones emprendidas por su equipo estén alineadas con la misión y los objetivos corporativos, evitando esfuerzos que, aunque ejecutados correctamente, no contribuyan al logro de las metas.
La administración de alto nivel combina ambos elementos: eficiencia y eficacia. Las organizaciones que alcanzan un desempeño destacado logran hacer las cosas correctamente y al mismo tiempo de la manera más racional y optimizada posible. Por el contrario, la administración deficiente suele reflejarse en uno o ambos aspectos: puede manifestarse en la ineficiencia de los procesos, en la incapacidad de cumplir objetivos o en la combinación de ambos problemas, generando desperdicio de recursos y resultados subóptimos.
Enfoques para las labores gerenciales
La labor de los gerentes presenta una variabilidad considerable, puesto que cada organización posee características, objetivos, estructuras y culturas propias que hacen que no existan dos contextos gerenciales idénticos. Esta diversidad implica que la práctica de la administración no puede reducirse a un conjunto uniforme de tareas; por el contrario, requiere adaptabilidad, juicio crítico y un entendimiento profundo de las particularidades de cada entorno organizacional. A pesar de esta heterogeneidad, los investigadores en ciencias de la administración han logrado sistematizar la complejidad del trabajo gerencial mediante tres enfoques conceptuales que permiten describir y analizar de manera estructurada sus funciones: las funciones, los roles y las habilidades gerenciales.
El enfoque de funciones se centra en las tareas fundamentales que todo gerente debe desempeñar para garantizar el correcto funcionamiento de la organización. Estas funciones suelen incluir la planificación, que implica definir metas y estrategias; la organización, que consiste en estructurar recursos y actividades; la dirección, orientada a liderar y motivar a los equipos; y el control, que permite verificar el cumplimiento de objetivos y ajustar procesos según sea necesario. Este marco funcional ofrece una perspectiva sistémica del trabajo gerencial, resaltando la necesidad de coordinar múltiples actividades de manera simultánea y coherente.
El enfoque de roles gerenciales, por su parte, analiza el comportamiento del gerente en contextos específicos, destacando las expectativas sociales y las responsabilidades que se le atribuyen dentro de la organización. Según este enfoque, el gerente no solo ejecuta tareas, sino que asume roles interpersonales, informativos y decisionales. Los roles interpersonales incluyen la representación simbólica de la organización y la supervisión directa de los colaboradores; los roles informativos se relacionan con la recopilación, procesamiento y difusión de información; y los roles decisionales abarcan la toma de decisiones estratégicas, la asignación de recursos y la resolución de conflictos. Esta perspectiva permite comprender al gerente como un actor dinámico que debe equilibrar múltiples demandas simultáneamente.
El enfoque de habilidades destaca las competencias que los gerentes requieren para desempeñarse con éxito. Estas incluyen habilidades técnicas, relacionadas con el conocimiento especializado necesario para comprender los procesos de la organización; habilidades humanas, que facilitan la comunicación, la motivación y la colaboración con los demás; y habilidades conceptuales, que permiten analizar situaciones complejas, anticipar problemas y diseñar soluciones integrales. La combinación de estas habilidades determina la efectividad del gerente, ya que le permite adaptarse a distintos contextos, resolver problemas de manera creativa y liderar equipos hacia el cumplimiento de objetivos estratégicos.
M.R.E.A.


